El embalaje inteligente incluye tecnología moderna, como los chips de identificación por radiofrecuencia que se comunican con los fabricantes, almacenes y minoristas. La adición de calefacción inalámbrica en contenedores ha brindado nuevas oportunidades para que los comerciantes de alimentos vendan comodidades modernas. La tecnología inteligente ayuda a reducir el desperdicio, hace un seguimiento más cercano de los productos y proporciona una vida útil más larga.
Cómo los envases inteligentes reducen los residuos
Una de las razones principales por las que se desperdician toneladas de alimentos en todo el mundo cada día es que los alimentos son perecederos y se estropean rápidamente. Las bacterias y la oxidación hacen que los alimentos expiren. El bloqueo de estos factores ambientales es la base de la conservación de los alimentos.
El embalaje inteligente se diseñó en parte para ampliar el período de tiempo en que los alimentos se pueden consumir de forma segura. Los materiales clave que comprenden los envases inteligentes incluyen un plástico especial, que protege contra la humedad, y arcilla, que reduce los efectos del oxígeno. El plástico utilizado en los envases inteligentes es exponencialmente más efectivo para bloquear el oxígeno que los envases de plástico normales. También es más barato que las soluciones de capa metálica.
La tecnología inalámbrica utilizada en el embalaje inteligente permite el seguimiento del producto en cada paso de la cadena de suministro. Entonces, si el producto no se encuentra entre el fabricante y el almacén, se puede rastrear para determinar la última ubicación donde se vio y quién lo firmó. Este tipo de monitoreo ha ayudado a reducir el robo y los errores entre los proveedores. Los chips microscópicos pueden comunicar información en tiempo real, lo que ha ayudado a mejorar y aclarar la contabilidad del inventario.
Los sensores inteligentes emergentes de bajo costo que pueden imprimirse en papel pueden detectar la temperatura, la humedad y la luz. También puede alertar a los fabricantes cuando el empaque ha encontrado manipulación dentro de su ruta desde el confeccionador hasta el minorista. Esta información inalámbrica se puede rastrear desde cualquier lugar del mundo. Ha ayudado a que el proceso de envío global sea más transparente.
Control de la condición de los alimentos
Otra dimensión de los sensores inteligentes es que pueden medir la condición de los alimentos incluidos en el embalaje. Esta información se transmite a los proveedores dentro de la cadena de suministro para que puedan eliminar los productos que no cumplan con los estándares de seguridad.
El empaque tradicional está diseñado para crear una barrera entre los alimentos y los factores ambientales que degradan la calidad, como el calor, la luz, la humedad, la presión, el gas y los microorganismos. Cuando el embalaje desempeña un papel más allá de proporcionar esta barrera física, se denomina "embalaje activo". Se trata de un sistema que ayuda a prolongar la vida útil, mejora la seguridad de los alimentos o mejora la calidad del producto. El empaque activo puede consistir en agregar químicos como sal, azúcar, dióxido de carbono (CO2) o ácidos naturales para fines de preservación.
Los conservantes utilizados en el empaque activo pueden medirse para la composición química con sensores inteligentes que se comunican con los proveedores. Los niveles de oxígeno, por ejemplo, se pueden medir en paquetes, lo cual es importante ya que el oxígeno facilita el desarrollo de microbios aeróbicos. También degrada el color de los alimentos, el sabor y el valor nutricional. El oxígeno puede ser absorbido por los "carroñeros de oxígeno", que son varios tipos de sobres o paquetes que contienen sustancias interactivas como el polvo de hierro colocado en el embalaje.
Los eliminadores de dióxido de carbono se usan comúnmente para eliminar el exceso de CO2 en los paquetes de café, ya que el café genera altos niveles de CO2 cuando se sella herméticamente en paquetes después de tostarlos. La presencia de ciertos químicos puede ser detectada por transductores electrónicos, que convierten los químicos en señales. Los nanosensores hechos de silicona se pueden usar para identificar patógenos y contaminantes en los alimentos.
La identificación por radiofrecuencia y la calefacción inalámbrica
La clave para la comunicación inalámbrica con paquetes individuales a lo largo de la cadena de suministro es la tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFID). Los sensores inalámbricos pueden recopilar y enviar datos a una ubicación de monitoreo central sin intervención humana. Una etiqueta RFID almacena un número de identificación, que se asocia con información que se puede recuperar de una base de datos. Las etiquetas RFID pueden ser pasivas (alimentadas por el lector) o activas (alimentadas por una batería interna).
Los sensores electrónicos se pueden usar para informar varios hechos sobre un paquete, como si tiene una fuga o si ha estado expuesto a la luz ultravioleta. También hay sensores que controlan el pH de los productos alimenticios. La tecnología RFID es eficaz para identificar, categorizar y gestionar el flujo de mercancías.
Gracias a las etiquetas RFID, están surgiendo nuevos contenedores de alimentos que incluyen calentamiento por inducción. Packaging Digest informó en 2018 sobre los contenedores de calefacción patentados por Inductive Intelligence, que presentaron sus dispositivos en una reciente feria comercial de tecnología de alimentos IFT. Basado en satisfacer el apetito del consumidor por su comodidad, la bolsa de lámina metálica contiene una etiqueta que le indica al dispositivo que caliente el producto, ya que el metal facilita el calentamiento.
Conclusión
El envasado inteligente de alimentos abarca soluciones naturales y tecnológicas para garantizar la conservación de los alimentos. Puede involucrar productos químicos colocados en contenedores dentro de contenedores para controlar las características de la atmósfera interna del empaque. También puede incluir tecnología electrónica que rastrea datos sobre la calidad y ubicación del producto. El uso de envases inteligentes proporciona una ventaja competitiva y le da al propietario de la marca un acceso mucho mayor a los datos de control de calidad que pueden mejorar el producto.